Jamas imagine que ese libro fuera del tipo de lectura que mas me gusta, aquellas historias que hacen volar mi imaginación. Llegue hasta el noveno cuento y entre ellos me encontré con uno que es el que quiero mostrar aquí, porque precisamente estaba platicando con mi amiga de, pues lo de siempre, cosas que pasan en la vida un tema del que de plano no se nos quita la costumbre de hablar, (ni modo que se le va a hacer así somos las mujeres) y le dije que lo pondría en el blog, ya imagino su risa que se escucha de aquí a 10 kilómetros diciendo: ¡¡ Sí es cierto, verdad, jajaja!!!!! (lema clasico de mi amiga). .............
EL RINOCERONTE
_Juan José Arreola_
Durante diez años luché contra un rinoceronte., soy la esposa divorciada del juez McBride.
Joshua McBride me poseyó durante diez años con imperioso egoísmo. Conocí sus arrebatos de furor, su ternura momentánea, y en las altas horas de la noche, su lujuria insistente y ceremoniosa.
Renuncie al amor antes de saber lo que era, porque Joshua me demostró con alegatos judiciales que el amor solo es un cuento que sirve para entretener a las criadas. Me ofreció en cambio su protección de hombre respetable. La protección de un hombre respetable es, según Joshua, la máxima ambición de toda mujer.
Diez años luché cuerpo a cuerpo con el rinoceronte, y mi único triunfo consistió en arrastrarlo al divorcio.
Joshua McBride se ha casado de nuevo, pero esta vez se equivocó en la elección. Buscando otra Elinor, fue a dar con la horma de su zapato. Pamela es romántica y dulce, pero sabe el secreto que ayuda a vencer a los rinocerontes. Joshua McBride ataca de frente, pero no puede volverse con rapidez. Cuando alguien se coloca de pronto a su espalda, tiene que girar en redondo para volver a atacar. Pamela lo a cogido de la cola, y no lo suelta y lo zarandea. De tanto girar en redondo, el juez comienza a dar muestras de fatiga, cede y se hablanda. Se ha vuelto más lento y opaco en sus furores; sus prédicas pierden veracidad, como en labios de un actor desconcertado. Su cólera no sale ya a la superficie. Es como un volcán subterráneo, con Pamela sentada encima, sonriente. Con Joshua yo naufragaba en el mar; Pamela flota como un barquito de papel en una palangana. Es hija de un pastor prudente y vegetariano que le enseñó la manera de lograr que los tigres se vuelvan también vegetarianos y prudentes.
Hace poco vi a Joshua en la iglesia, oyendo devotamente los oficios dominicales. Está como enjuto y comprimido. Tal parece que Pamela, con sus dos manos frágiles, ha estado reduciendo su volumen y le ha ido doblando el espinazo. Su palidez de vegetariano le da un suave aspecto de enfermo.
Las personas que visitan a los McBride me dicen cosas sorprendentes. Hablan de unas comidas incomprensibles, de almuerzos y cenas sin rosbif., me describen a Joshua devorando enormes fuentes de ensaladas. Naturalmente, de tales alimentos no puede extraer las calorías que daban auge a sus antiguas cóleras. Sus platos favoritos han sido metódicamente alterados o suprimidos por implacables adustas cocineras. El patagrás y el gorgonzola no envuelven ya el roble ahumado del comedor en su untuosa pestilencia. Han sido remplazados por insípidas cremas y quesos inodoros que Joshua come en silencio, como un niño castigado. Pamela, siempre amable y sonriente, apaga el habano de Joshua a la mitad, raciona el tabaco de su pipa y restringe su whisky.
Esto es lo que me cuentan. Me place imaginaros a los dos solos,cenando en la mesa angosta y larga, bajo la luz fría de los candelabros. Vigilado por la sabia Pamela, Joshua el glotón absorbe colérico sus livianos manjares. Pero sobre todo, me gusta imaginar al rinoceronte en pantunflas, con el gran cuerpo informe bajo la bata, llamando en las altas horas de la noche, tímido y persistente, ante una puerta obstinada.
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Espero que les llame la atención y algún día lean este maravilloso libro con cuentos verdaderamente estupendos. Este lo muestro aquí solo por lo acontecido el día de hoy en "platicas de pasillo" . ¡¡¡¡¡¡¡¡Arrivederchi!!!!!!!
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